Buenos días desde El Salvador!! Por fin por estas tierras, qué bien se siente.
El 23 de noviembre, después de un viaje de prácticamente 24h, aterrice en El Salvador. Ya desde el primer momento el clima te abraza de una forma calurosa, temperatura media de 30 ºC pero refrescando un poco por la noche. Cosa que se agradece mucho.
Ahora estamos en temporada seca -lo cual equivale al verano- que comprende desde noviembre hasta abril-mayo. A partir de entonces comienza su invierno. Las lluvias, la humedad se dispara y la sensación -dicen- que es mucho más calurosa.
Solo es una semana lo que llevo aquí pero ya he vivido muchas situaciones nuevas, hábitos del día a día, las personas, la casa, las comidas… todo es diferente.
COMIDAS SALVADOREÑAS
Ya el primer día, nada más llegar, fuimos a cenar pupusas, una de las comidas más típicas salvadoreñas. Sinceramente, están deliciosas. Llevo 7 días y he perdido ya la cuenta de las pupusas que me he comido… Es una torta a base maíz o arroz que se puede rellenar de muchas cosas como frijoles, ajo, queso, calabacín, chicharrón… y se acompaña con curtido y salsa de tomate. Y lo mejor es… que se come con las manos.
La verdad es que la gastronomía me está sorprendiendo gratamente. También hemos probado el tamal, plátano frito, puré de frijoles, yuca frita o salcochada (es decir, cocida), café de maíz y una bebida de origen ancestral como es el atol shuco.
HÁBITOS DEL DÍA EN EL SALVADOR
Siento que el concepto del “tiempo” es completamente diferente al ritmo que acostumbramos a llevar en Pamplona. El día comienza muy pronto -hacia las 5am-, aprovechando que la temperatura es más fresquita, y termina muy pronto también.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que vivimos en urbanizaciones cerradas controladas por personal de seguridad, las colonias.
LOS PRIMEROS DÍAS EN SAN SALVADOR
El primer fin de semana ha sido de adaptación y toma de contacto. Me siento segura en el barrio en el que estoy viviendo, aunque el número de cosas por las que tengo que estar alerta es mucho mayor.
Las carreteras solo están hechas para los coches -que, por cierto, llevan todos los cristales tintados- por lo que cruzarlas es una odisea hasta que te acostumbras.
Cuando salgo a pasear, también me llama la atención que todos los edificios y las casas están protegidas con concertinas.
Hacer vida en San Salvador a la noche es complicado, ya que no recomiendan caminar a partir de las 21h (e incluso 20h). Como a las 19h termina el transporte público, esto hace que dependamos de los taxis hasta para distancias de 15 minutos andando. Estas son algunas de las cosas que más me están haciendo valorar la seguridad que tenemos en nuestro día a día en Pamplona.
Aun así, he tenido la suerte de llegar a tiempo para ver cómo el pueblo salvadoreño se organiza y manifiesta por la lucha contra la violencia de género, el 25N.
Estar de voluntaria en El Salvador me está permitiendo compartir espacios y escuchar testimonios y luchas de diferentes organizaciones y personas defensoras del territorio, de bienes naturales y de derechos humanos.
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